viernes, 24 de abril de 2015

UNA INTRODUCCIÓN ¿NECESARIA?

Si tenemos en cuenta que el anarquismo es la teoría social y política que más profundamente ha analizado y criticado la construcción del poder y las jerarquías, a la vez que ha desarrollado diversas formas de organización simétricas y no autoritarias entre los miembros de una comunidad; no resulta sorprendente lo poco evidente que ha sido su impacto en los espacios de construcción académica del conocimiento. Pese a ello, en sus más de 170 años de trayectoria, cuenta con un sinnúmero de pensadores, teorías, métodos y prácticas que aportaron y aportan no sólo a quienes adhieren al movimiento, sino a la gran mayoría de las teorías sociales contemporáneas. En los últimos años el anarquismo, como posicionamiento ético y estrategia de cambio social, está retomando una fuerza que no se le adjudicaba desde las circunstancias del Mayo de 1968, además de estar siendo adoptado como marco teórico por científicos de diversas ciencias, con caracteres cada vez más explícitos.
Los efectos del posmodernismo, cuya interpretación superficial significó para muchos un relativismo extremo en el que “todo vale”, y la caída del Muro de Berlín que pareció decretar la muerte de las ideologías bajo su bloque de concreto más pesado; parecen estar disipándose en las circunstancias sociales actuales. Quienes están insertos en mayor o menor medida en los espacios académicos comienzan a percatarse que pueden intentar aportar a la construcción de nuevas formas de organización social, o simplemente seguir reproduciendo el status quo que, sin embargo, a escala global se observa cada vez más polarizado, tenso y asimétrico. El conocimiento científico de ninguna manera es neutral y apolítico, aunque muchas veces no nos percatemos de ello y en nuestros textos sigamos reproduciendo categorías e interpretaciones, que si nos detuviéramos un momento a pensar en sus implicancias y repercusiones actuales, nos producirían rechazo inmediato. Personalmente, creo que nos quedan muchas cosas por desnaturalizar y deconstruir; pero teniendo en cuenta que todo proceso destructivo necesariamente conlleva un proceso creativo.
Es así que a lo largo de la última década, algunos antropólogos comenzaron a indagar cómo sería una práctica anarquista de la disciplina, y a experimentarla. Entre ellos destaca David Graeber, quien alcanzó un alto reconocimiento desde Fragmentos de Antropología Anarquista (2004), su participación en Occupy Wall Street y otros movimientos sociales. Actualmente lleva publicado un nutrido cúmulo de libros y artículos con esta perspectiva. En España, Roca Martínez (2008) ha coordinado el libro Anarquismo y Antropología (relaciones e influencias mutuas entre la Antropología social y el pensamiento libertario), en el cual se compilan trabajos de diversos autores que delinean ideas y prácticas en pos de aunar fuerzas desde un marco teórico que no desea caer en dogmatismos, pero que necesita explicitar sus principios generales. Sin embargo, el antecedente más claro de la Antropología Anarquista, corresponde a los trabajos de Pierre Clastres, desarrollados en comunidades originarias de América del Sur, en la década de 1960-1970, donde observó las prácticas de “sociedades contra el Estado” (1977).
El arribo de nuevos aires teóricos en arqueología siempre se produce con un cierto defasaje respecto a otras disciplinas sociales, y el caso del anarquismo no es una excepción. Sin embargo, se debe subrayar una aplicación bastante temprana de las propuestas de Clastres – y también de Foucault, considerado por muchos un anarquista postmoderno -  por parte de Criado Boado en su proceso de constitución de la Arqueología del Paisaje (Criado Boado, 1989, 1993, 2013). Recién dos décadas mas tarde, en el año 2009, desde el Radical Archaeological Theory Symposium, RATS ’09 (aquí los audios del encuentro: http://www.radio4all.net/index.php/program/36616) y The 31st Annual Meeting of the Theoretical Archaeology Group of Durham University, se comenzaron a dar a conocer los trabajos de varios investigadores quienes están implementando la teoría anarquista en diferentes ámbitos de la práctica arqueológica. Entre ellos cabe mencionar a Angelbeck, Birmingham, Grier, Gomez-Coelho, González Tennant, Graves-Brown, Richter, Aguado, Marshall, entre otros. Algunos colectivos que activaron espacios de discusión en torno a esta propuesta son Encuentro Anarquía ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia – México), quienes realizaron una mesa de discusión en el año 2013, y De La Roca al Metal (http://delarocaalmetal.com/), un grupo de investigación y difusión auto-gestionado, radicado en tierras españolas.
Teniendo en cuenta los aportes de estos investigadores y colectivos de trabajo, me atrevo a sintetizar unas cuantas transectas temáticas de amplio espectro, que identifico como base para la construcción teórica, metodológica y ética de una Arqueología Anarquista:
1.       La Teoría Anarquista como marco para el análisis e interpretación de sociedades pasadas (buscando observar estrategias de auto-organización, descentralización del poder, ayuda mutua, acción directa, resistencia al poder institucionalizado, etc.);
2.       El análisis e interpretación de la materialidad en contextos pre-actuales y contemporáneos donde se produjeron y se desarrollan actividades por parte de colectivos anarquistas así definidos por sus actores  (comunas, fábricas recuperadas, huelgas, la Guerra Civil Española, el Territorio Libre de Ucrania, por mencionar sólo algunos ejemplos destacados);
3.       La construcción de relaciones académicas y de praxis profesional basadas en principios anarquistas (formas de asociacionismo y redes de intercambio de experiencias, proyectos auto gestionados, prácticas de ayuda mutua, etc.);
4.       La Arqueología Experimental como recurso para la activación y reutilización de técnicas que tiendan a propiciar la autonomía y la autogestión; y
5.       El rol social del arqueólogo como agente involucrado junto a una multiplicidad de actores en los procesos de significación y usos de la materialidad arqueológica; no como vanguardia que lo construye, valida e instituye hegemónicamente.
 De éstas y otras ideas que vayan surgiendo tratará este espacio. Un conjunto de notas, extractos, reseñas y opiniones tanto personales como ajenas, en pos de intentar comprender y practicar otra forma de hacer ciencia, una que nos ayude a crear otros mundos con los fragmentos de los que existieron y existen. Bienvenidos, salud y anarquía!
(La mayor parte de este texto es un extracto del artículo “Pasado, Propiedad y Poder: Crítica desde una Arqueología anarquista a la construcción estatal y académica del Patrimonio arqueológico en Argentina”, que pueden leer completo en www.ladescommunal.com, “La Descommunal: Revista Iberoamericana de Patrimonio y Comunidad”, junto a muchos otros muy interesantes).

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