El texto que a continuación transcribo, fue presentado en The 31st Annual Meeting of the Theoretical Archaeology Group. 17-19 December. Department of Archaeology, Durham University, en el año 2009.
TAG 2009 – Durham
Informando sobre “Jefaturas” Anárquicas: El Modelo Clásico de Jefatura
y el Rol de las Redes Descentralizadas en el Desarrollo Político de Coast
Salish.
Colin Gier
Department of
Anthropology, Washington State University
Pullam, WA USA 99164-4910
Department of History,
Kyung Hee University
Seoul 130-701 South
Corea
Traducido por:
Leonardo Faryluk
@lfaryluk
Resumen:
Este trabajo examina el concepto
de centralización en el estudio de sociedades de pequeña escala, argumentando
que el predominio de la noción antropológica de “Jefatura” y su énfasis en la
centralización ha frenado el desarrollo de modelos alternativos sobre
organizaciones políticas descentralizadas. Usando los principios de autonomía
local y estructuras de toma de decisiones descentralizadas como punto de
partida, este artículo evalúa críticamente la relevancia teórica y empírica de
las Jefaturas en relación a la organización política de los pueblos Coast
Salish pasados y recientes del suroeste de Columbia Británica, Canadá. Los
Coast Salish combinaron increíbles grados de afluencia (y disparidad en la
afluencia), clases sociales formalizadas, y redes regionales ente elites en un
enfoque organizacional que se conforma como una red anárquica más que como un
sistema político jerárquico. ¿Por qué sus políticas siguieron esta trayectoria?
¿Por qué las redes de relación entre elites en Coast Salish surgieron entre los
2000 y 1500 años atrás no reconfiguradas bajo un sistema con jerarquía
regional? Desde una perspectiva diacrónica, describiré como los principios del
anarquismo pueden ser usados para modelar la emergencia de sistemas políticos
descentralizados y organizaciones sociales complejas carentes de políticas
jerárquicas regionales.
Introducción:
Debo confesar que arribé a la Teoría Anarquista no a través
de un profundo interés en los objetivos políticos de dicha teoría, sino por el
hecho más egoísta de necesitar hallar una perspectiva antropológica adecuada –
esto es, capaz de explicar las bases organizativas de una particular nueva
forma de sistema político indígena registrado para los pueblos Coast Salish de la Costa Noroeste de Norteamérica.
El área cultural de la Costa Noroeste contrasta con
los modelos desarrollados para explicar los orígenes de las sociedades
complejas. Desde el punto de vista tradicional, las sociedades complejas son
agrícolas. Por supuesto, a lo largo de las últimas tres décadas, los
cazadores-recolectores, incluidos aquellos de la Costa Noroeste , han sido
paulatinamente reconocidos como sociedades “complejas”, o por lo menos como
“poseedoras de algunos rasgos de las sociedades complejas”, tales como un
sistema económico de retorno, producción excedentaria, asentamientos
sedentarios, concentración material, desigualdad social y marcada
diferenciación de status.
Las sociedades de la Costa Noroeste , poseyendo
efectivamente todo lo mencionado, han sido difíciles de caracterizar
políticamente. A veces han sido referenciados como “Jefaturas” dada la
presencia de “Jefes” de alto status. En muchas instancias, esto es simplemente
la equiparación de una fuerte diferenciación de status con el sistema político
representado por el término “Jefatura”.
Pero desacuerdo respecto a la
naturaleza de la organización política de las sociedades de la Costa Noroeste también existen
a nivel estructural, quizás mejor reflejada en el debate los Snoqualmie de
Puget Sound, cerca de Seattle constituyen una Jefatura en el sentido formal.
Discutiendo su organización política, Tollefson propuso (desde su punto de
vista, retóricamente) la pregunta: “¿Cómo puede un modelo de autonomía local
explicar cómo cientos de pequeños asentamientos, compitiendo por riquezas,
esclavos y prestigio, ser capaz sus relaciones inter-poblacionales?”. Su
perspectiva implica que no podrían sin un nivel de organización tipo Jefatura,
esto es, sin la centralización de la autoridad y la toma de decisiones.
Sugerir aún que las interacciones
regionales complejas y formalizadas requieren un estilo de organización
política tipo jefatura es obviar las bases empíricas de la realidad.
Los Coast Salish del suroeste de
Columbia Británica y el Noroeste del Estado de Washington construyeron un
sistema político altamente formalizado, basado en el status, que fue tanto
complejo como de alcance regional, pero, como discutiré, permaneciendo
descentralizado y basado en la autonomía local de sus “Jefes”. Esta situación
aparece como no igualitaria pero tampoco como una Jefatura en el sentido
clásico y formal, otorgando a la arqueología y la etnografía en una
significativa brecha explicativa.
Esta brecha explicativa, sin
embargo, a mi modo de ver, hunde sus raíces no en el caso en sí sino en la
falta de ajuste de los modelos que hemos estado usando para el análisis. El
caso Coast Salish expresa claramente que los pueblos cazadores-recolectores, en
ciertas circunstancias, persiguieron una elaboración de sus organizaciones
políticas formales que van más allá de lo apreciado por los arqueólogos y
antropólogos. Los Coast Salish representan una instancia de complejidad social
más cercana a la elaboración horizontal que a la transformación jerárquica.
En este trabajo apunto a la
naturaleza de la organización política Coast Salish a una escala regional,
considerando cómo los sistemas complejos emergieron en la forma que lo
hicieron, y por qué los sistemas de redes horizontales que emergieron no
fueron, en última instancia, reconfigurados en una jerarquía política
regionalmente centralizada. Responder a esta pregunta requiere confrontar más
ampliamente la vieja percepción arqueológica
de que la centralización es un proceso inevitable en la emergencia de
las sociedades complejas.
Mi objetivo es dar luz a un
sistema de red anárquico que probablemente ha sido poco reconocido como parte
del pasado humano porque simplemente no hemos usado los lentes correctos que
nos permitan poner esto en foco. Y, que los anarquistas en esencia están en lo
correcto, respecto a que los sistemas políticos descentralizados que
teóricamente visualizaron han sido, de hecho, desarrollados en el pasado
humano, quizás más substancialmente y a mayor escala que las recientes
versiones que pueblan como pequeños atolones la superficie de un mar de
capitalismo moderno.
Para el período etnográfico de la Costa Noroeste , mucho del
debate se ha centrado en la naturaleza del poder político y la búsqueda de
poder a varios niveles en que la autoridad se manifestó. Muchos investigadores
reconocieron una clave central de
autoridad y poder al nivel de los grupos corporativos multifamiliares basados
en las grandes casas largas. Ken Ames fue más lejos al remarcar que la familia
extensa fue la política, con una organización política no formalizada
reconocible a escalas mayores.
Argumento que esta perspectiva,
aunque adecuada en su énfasis en la familia extensa como escala organizacional
clave, subestima la importancia de la situación regional.
Las familias extensas
participaron en un sistema político formal que cubrió toda la región del Golfo
de Georgia.
Los actores principales en esta
red política fueron los Jefes Familiares, o más correctamente, los cabezas de
las familias extensas, así como otros individuos bien posicionados en la
familia extensa quienes, como parte de una facción basada en ésta, debieron
también actuar en interés de ellas.
Las elites familiares tendieron
lazos externos, formalizando típicamente dichos lazos mediante relaciones
matrimoniales (o afines).
La suma total de redes de elites
de jefes de familia alcanzó una escala regional, operando esencialmente de
forma autónoma para negociar relaciones de intercambio mutuamente beneficiosas.
El sistema de intercambio de la
elite, como fue definido por Wayne Sutiles, funcionó con múltiples fines:
1-
Facilitando el acceso, por medio del intercambio y el
acceso directo negociado, a recursos distantes: de subsistencia, sociales,
políticos y simbólicos.
2-
Como la red era exclusiva para las elites, sirvió para
delinear y reforzar la pertenencia a un estrato de elite.
3-
Actuó como sistema para la circulación de bienes de
prestigio y conocimiento reforzando las diferencias sociales locales y,
nuevamente, la pertenencia a un estrato de elite.
Estos elementos regionales han
sido poco reconocidos como un sistema político formal porque no se adecuan al
modelo de Jefatura en el sentido clásico, y por ende fueron tratados
analíticamente en términos de las menos formales “interacciones regionales” o
“esferas de interacción”.
Lo que es claro es que este
sistema fue una política regional compleja y formalizada que puede ser
caracterizada como descentralizada, un sistema de red en que los nodos
(familias extensas representadas por sus cabezas) actuaron autónomamente y
donde eran libres de asociarse cuando lo veían adecuado.
Las estructuras políticas intra
comunitarias fueron en comparación, débilmente desarrolladas. Tenemos, respecto
a los Salish, pocas descripciones de posiciones de autoridad persistentes al
nivel de la comunidad. La mayoría de los etnógrafos de los Salish resaltan la
carencia de significancia política de las comunidades, excepto quizás en la
defensa y en las ceremonias del potlach. Mientras que la comunidad era una
importante unidad social, esta no era un actor dominante o políticamente
unificado.
Soy de la opinión que la falta de
emergencia de una organización política a nivel comunidad es la clave para
entender la inherente resistencia de las redes de intercambio de la elite a la
centralización. La fortaleza y acceso a lazos externos permitió a las cabezas
de las familias extensas locales un intento final por centralizar el poder y el
control local al interior de las comunidades.
Centralización y Sistemas de Asentamiento Arqueológicos:
Revisando la información
etnográfica, hay profundos elementos históricos para la emergencia de este
sistema, involucrando una creciente formalización y exclusividad de las
conexiones regionales de la elite a lo largo del tiempo. Sin embargo, el
registro arqueológico revela la circulación de materiales a grandes distancias
hace más de cinco milenios atrás. Pero, hacia el 2000 AP estas relaciones de
intercambio, de alguna manera informales, dieron paso a un sistema mucho más
formalizado en el que los bienes de prestigio y las idea (estandarizadas en
objetos rituales) comenzaron también a circular. Este desarrollo parece haber
ocurrido en relación con la emergencia de la desigualdad social y la
estratificación social, incluyendo potencialmente esclavitud, en algún momento
del segundo milenio AP.
La naturaleza de los sistemas de
asentamiento en la región en este tiempo muestra también la emergencia de una
red nodal, reflejando la emergencia de un sistema político en red. El modelo
clásico de Jefatura postula la centralización y el asentamiento jerárquico a
escala regional, donde uno o unos pocos grandes centros (típicamente asientos
del poder) eran nodos centrales en una red espacial jerarquizada (control
jerárquico) que se extendía hacia asentamientos de nivel medio, y finalmente, a
un tercer conjunto de pequeños o periféricos asentamientos.
La investigación de patrones de
asentamiento regionales y la aplicación de tal modelo a la Costa Noroeste han llegado a su
límite. La identificación de distintas “líneas” de asentamientos en la Costa Noroeste está desafiada
por una variedad de metodologías regionales que no revisaré aquí.
Qué vemos sobre la región con la
información que disponemos es pueblos relativamente similares en una variedad
de puntos del paisaje, con el factor común de poseer múltiples casas largas y
entierros de elite.
Por ejemplo, el sitio Scowlitz
(Lepofsky et al. 2000), localizado en Fraser es el primer ejemplo de una
población importante en la red regional. El sitio contiene restos de casas y el
montículo funerario más grande conocido en la cuenca del Río Fraser en por lo
menos los últimos 2000 años. Pueblos y montículos funerarios similares fueron
encontrados en toda la región.
De modo interesante, Scowlitz
está situado en una zona muy productiva para la adquisición de salmón. Los
nodos centrales en el paisaje equiparando recursos y producción han sido
argumentados por Clark y Blake en particular como emplazamientos donde el
proceso de centralización comenzó, al estar situados en posiciones clave de la
economía regional y las relaciones políticas, siendo así los únicos habilitados
para orquestar estas relaciones.
Claramente existieron sitios
grandes como nodos de producción de recursos en el Golfo de Georgia y a lo
largo del Río Fraser, aunque no tenemos aún evidencia convincente respecto a
que ciertos asentamientos estaban cualitativamente más allá de sus pares.
Sobretodo, no hay jerarquía de
sitios como indicadores de una política regional centralizada, apoyando la idea
que existió otra forma de organización regional a lo largo de los últimos dos
milenios. La información es consistente con un sistema nodal, anárquico, más
que con una política regional jerarquizada.
Conclusiones:
Obviamente cualquier debate respecto
a la terminología tiene menos consecuencias que la cuidadosa documentación del
sistema en sí; tipologizar no es el objetivo.
Pero, si nuestro criterio es:
a-
Centralización – entonces la respuesta debe ser “no”.
b-
Regionalización – entonces claramente la respuesta es
“si”.
c-
Relaciones políticas formalizadas – entonces “si”.
d-
Control de los recursos por la elite – “si”.
Como vemos, el sistema político
Coast Salish puede ser esencialmente definido como una Jefatura sin
centralización.
Este reconocimiento provee las
bases para proponer una “jefatura anárquica” – una particular forma de
estructurar el sistema político regional que fue en un sentido real anárquico –
esto es, sin gobernantes apicales.
Una pregunta final puede ser,
¿Qué mantuvo a tal sistema anárquico? ¿Por qué la centralización no ocurrió a
pesar de las reales posibilidades de hacerlo?
No siento que la respuesta pueda
hallarse en alguna supuesta limitación, como que carecían de agricultura. Más
clásicamente, se han registrado Jefaturas centralizadas para
cazadores-recolectores, tales como las jefaturas Calusa en Florida, las
jefaturas Chumash en California, y los desarrollos de jefaturas centralizadas
en el período histórico de la Costa Noroeste
misma (Martindale, 2003). Esto es posible.
Así que, quizás debemos buscar
por qué tal sistema pudo desarrollarse.
Un punto interesante a considerar
es que en una red anárquica la autonomía de los nodos (entendidos como familias
extensas) significa la recolección de información y la toma de decisiones por
sí mismos, un enfoque más eficiente (y apropiado) localmente, que el
procesamiento centralizado de la información.
No hay cuestiones de stress a
ciertas escalas (Jonson, 1982), así como no son requeridas para la acción
decisiones plenamente consensuadas – solo por aquellos que de buena gana
participasen. Así, no hay argumento de que había un techo inherente a la escala
organizacional de una “política” descentralizada.
Una conclusión clave es entonces
que la centralización no debe ser vista como una trayectoria inevitable en la
emergencia de sistemas políticos de gran escala.
Así, esto es mejor para ver el
desarrollo y la persistencia del intercambio de elite como atribuible a las
prácticas de actores sociales en el sistema, incluyendo el activo mantenimiento
de los principios de autonomía y toma de decisiones locales así como una
consciente resistencia a la idea de centralización en si misma – principios
centrales del anarquismo.
En este sentido el anarquismo nos
ayuda mucho, en cuanto permite iluminar como una amplia base de individuos
puede regular un sistema expansivo con decisiones locales – un punto negado por
aquellos que promueven la centralización y la autoridad jerárquica como
inevitable y parte necesaria de la condición humana.